Tres se han ahogado, una sigue desaparecida desde hace tres meses y otro pasó toda una noche perdido al ser arrastrado por las aguas del Río Bravo en el borde entre México y Estados Unidos. Lo anterior, es un resumen trágico de la peor cara de las migraciones de los nicaragüenses en los últimos ochos meses: los niños.
Sus padres cargaron con ellos en busca de una vida que ofrecía ser diferente, sin embargo para algunos terminó en una tragedia sin retroceso. “La situación del país ha obligado a los padres a tomar decisiones como estas, con resultados que a menudo son lamentables”, dice un activista que antes trabajó para una organización no gubernamental que promovía los derechos de la niñez y que el régimen Ortega-Murillo, ilegalizó en su guerra contra las organizaciones sin fines de lucro: “Nos es recomendable una travesía como esa, peor si se hace con niños”, dice.
Para Braulio Abarca, del Colectivo de Derechos Humanos, Nicaragua Nunca Más, la migración forzada a la que recurren las familias de este país, incluyendo menores de edad, violenta sus derechos humanos.
Los activistas recordaron que la tutela de esos derechos es una responsabilidad del Estado de Nicaragua, del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes no le han dedicado ni una sola letra al problema de las migraciones de miles de nicaragüenses que huyen del país en cantidades casi escandalosas desde la crisis de abril de 2018.
“Hemos visto niños y adolescentes en estas travesías peligrosas y las autoridades no dicen nada. ¿Dónde está la Procuraduría de la Niñez y la Adolescencia? ¿Dónde está el Ministerio de la Familia? Parecen ignorar un tema que preocupa”, critican.
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En un informe publicado en junio de 2019, el Centro de Análisis de Datos de la Organización Internacional para las Migraciones, OIM y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, señalan que entre 2014 y 2018 se reportaron cerca de 1,600 menores migrantes muertos o desaparecidos en rutas fronterizas de todo el mundo, números propensos a aumentar con los subregistros.
Tema grave desde el 2021
En los años siguientes las cosas empeoraron, advirtieron los organismos, especialmente en 2021. En el caso de las Américas, al menos 283 niños han perdido la vida, principalmente durante la travesía irregular hacia Estados Unidos desde el 2014 hasta lo que va del año.
En 2021, unos 51 niños migrantes perecieron en las diferentes rutas que buscaban el llamado sueño americano y en lo que va del año, la OIM ha registrado 68, siendo el último incidente, un menor nicaragüense ahogado en el río Bravo que viajaba con su tío y su hermanito menor, según reportes periodísticos difundidos el jueves 25 de agosto y que ya se encuentran registrados en el Centro de Análisis de Datos de la OIM.
“Lo que está pasando es muy grave, dos niños ahogados en este año, la niña desaparecida y uno en estado reservado en un hospital, debería mover a un gobierno que se llama a sí mismo cristiano y solidario, a actuar, no apartar la vista al problema”, criticó el activista.
Fuerza del río les arrebató la vida
El jueves 11 de marzo pasado, el cuerpo de una niña nicaragüense identificada como Angélica Mariel Silva Mendoza de cuatro años fue recuperado de las aguas del río Bravo. La menor fue arrastrada por sus corrientes, siete noches antes, cuando junto a su madre y otros dos hombres, intentaban cruzar hacia Estados Unidos.
La madre, relató a las autoridades que “casi llegando” al lado estadounidense “resbaló” y fue arrastrada por la corriente, por lo que uno de los acompañantes que cargaba a la niña intentó ayudarla. Ella logró salir a la orilla de Estados Unidos, pero su hija no.
Sofía Abigaíl Caballero Huete cumplió cuatro años el sábado 11 de junio . Su familia no tenía nada que celebrar ese día. Hacía casi un mes, el 10 de mayo, salió con su madre Irma Yaritza Huete de su natal Quilalí con rumbo a Estados Unidos, pero al intentar pasar el río Bravo, el 17 de ese mismo mes, ambas se hundieron. El cuerpo de la madre fue recuperado, pero la niña sigue desaparecida desde hace tres meses. “Aquí seguimos esperando noticias. Tenemos la certeza que sigue vive, no importa el tiempo, lo creemos”, dice su abuelo Luis Adolfo Huete Herrera de 50 años.
Arlington Alvarenga Madrigal también tiene su historia. Su familia lo creyó ahogado en el peligroso río Bravo el 12 de mayo pasado. Su madre, Jeymis Madrigal, contó que su hijo de tres años fue arrastrado junto a cuatro personas que intentaban cruzar el río. Todos fueron arrastrados y reportados ahogados esa misma noche, pero Alvarenga Madrigal fue rescatado y reportado vivo al día siguiente.
La última tragedia
La suerte no fue la misma para otro niño de cuatro años y su hermanito bebé quienes iban a cargo de su madre y su tío en el peligroso cruce. Las fuertes corrientes del río Bravo los terminaron arrastrando.
El primer pequeño pereció en el lugar y el bebé luchó por su vida en un hospital y pereció días después. La madre y el tío Dervin Iván López, lograron sobrevivir. Su familia en Managua quedó destrozada por la tragedia. “La noticia sobre Iván, es buena, nos alegra, pero sufrimos por los niños”, dijeron.
Una activista del organismo Texas Nicaraguan Community, dijo que ha seguido el caso de la migración de nicaragüenses. “Nosotros seguimos llamando a evitar esto, que no se arriesguen y tampoco arriesguen a sus niños, no hagan esa travesía”, dijo.