Un sacerdote nicaragüense que vive en el extranjero visitó Nicaragua recientemente. En el aeropuerto un oficial de migración revisó su equipaje y encontró algunos rosarios o camándulas y una imagen de la Virgen María. El funcionario decidió botar todo aquello a la basura aduciendo que era prohibido el ingreso de mercancías al país.
Aunque lo ocurrido era grave, no había pasado lo peor. Cuando el religioso pasó de nuevo por el aeropuerto para abordar su avión de regreso, había orden de amenazarlo “…quiero que le des gracias al comandante y la compañera, pues ellos respetan a los sacerdotes. Cuando regreses, si es que sucede, ya sabes que de aquí salís de dos formas: o en una bolsa o directo a la cárcel” lo sentenció.
El sacerdote sintió tanto temor que aún hoy pide anonimato como condición para narrar la situación ocurrida en la estación aérea de Nicaragua. Esta es solo una de las 369 agresiones cometidas en contra de la Iglesia Católica de nuestro país.
La Iglesia, es hostigada por el régimen de Daniel Ortega desde el 2018 y este 2022 la situación empeoró, así lo reporta el II informe Nicaragua, ¿Una Iglesia Perseguida?, presentado por la abogada e investigadora Martha Patricia Molina.
“En el año 2018 se cometieron 81 agresiones, en el 2019 fueron 76, en el 2020 sumaron 54 y en el 2021 totalizaron 54 ataques en contra de religiosos o sus templos. El año 2022 es el peor con 127 ataques en contra de la libertad religiosa” indica Molina.
Los ataques cada vez más
El régimen ataca a la iglesia católica a través de sus templos; a través de las organizaciones Sin Fines de Lucro (OSFL), medios de comunicación y proyectos religiosos; mediante los sacerdotes y los laicos.
La investigadora contabilizó al menos 104 templos profanados por personas afines a la dictadura desde el 2018. “Allí se han cometido robos, daños a la infraestructura, incendios y hasta prohibiciones para realizar actividades propias del culto religioso. También les han suspendido los servicios básicos como agua potable y energía eléctrica y/o han incrementado sus facturas de cobro. Todo lo anterior para obstaculizar la vida religiosa” indicó.
Los templos que más agresiones han sufrido pertenecen a la Arquidiócesis de Managua, a la Diócesis de Granada y Diócesis de Estelí.
Sacerdotes: Exiliados, expulsados, desterrados o amenazados
El estudio documentó 133 ataques en contra de sacerdotes nicaragüenses y 63 agresiones a laicos, 53 pintas y mensajes de odio y 14 procesos penales. “La integridad física de 13 religiosos estuvo en riesgo al ser amenazados con armas de fuego” agrega Martha Patricia.
Según Molina, 11 sacerdotes se encuentran en el exilio, entre ellos 1 obispo, 8 sacerdotes y 2 diáconos. Además, documentó dos expulsiones, incluyendo al Nuncio Waldemar Stanislaw, máximo representante del Vaticano en Nicaragua. Agregó que 9 religiosos que estaban fuera del país o salieron para realizar gestiones en el extranjero, no se les permitió el regreso a su patria, fueron expulsados.
Hace dos semanas, se conoció que el Papa Francisco, pidió a los sacerdotes de Nicaragua que sean mensajeros de reconciliación. Tarea cada vez más difícil cuando el Obispo Rolando Álvarez sigue secuestrado en su casa y otros 10 religiosos encerrados en el “Chipote” injustamente “Necesitábamos un estudio que visibilice los patrones de la persecución en contra de la Iglesia para que la comunidad internacional esté clara de lo que ocurre. La dinámica de la Iglesia Católica es promover el diálogo, buscan que reine la paz, el Papa Francisco está muy enterado de lo que sucede en Nicaragua y él no puede hacer más” reflexiona la investigadora.
Quien sí podría hacer más, según Molina, es la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), la que según sus palabras “debería ser más activa y no pasiva” e hizo referencia a una carta, que la CEN emitió en julio de 1986, cuando también el Frente Sandinista se ensañaba en contra de la iglesia.
Aquella carta, enviada a los episcopados del mundo, es una denuncia de los atropellos en contra de la Iglesia Católica en Nicaragua y retrata las amenazas, las expulsiones, encarcelaciones, sufridas en aquella época y que tristemente se repite desde el 2018 hasta la fecha.
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Aunque el informe grafica 369 violaciones en contra de la Libertad Religiosa, la autora cree que pueden ser muchas más. El subregistro se debe a que muchos sacerdotes y obispos han optado por el silencio “la Iglesia Católica es el único bastión que queda firme en Nicaragua. Mientras la dictadura Ortega y Murillo siga en el país, continuará la persecución con nuevas modalidades, incluso más graves” pronostica la investigadora.