Los últimos sondeos de intención de voto antes de las elecciones presidenciales de mañana domingo en Brasil arrojan que el progresista Luiz Inácio Lula da Silva, tiene entre 50 % y 51 % del favoritismo de electores. Podrían no necesitar una segunda vuelta.
Según el sondeo del Instituto Ipec, a solo un día de las elecciones más polarizadas en la historia de Brasil, el expresidente (2003-2010) cuenta con el 51 % de los votos válidos (un punto a menos que el lunes pasado) y el actual mandatario, Jair Bolsonaro, que aspira a la reelección, tiene el 37 % (subió tres puntos).
La encuesta de la firma Datafolha, por su parte, le atribuye al dirigente socialista el 50 % de los votos válidos (sin variación con respecto al sondeo anterior) y al líder ultraderechista el 36 % (igualmente sin variación).
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La legislación electoral brasileña prevé la elección automática del candidato que obtenga más de la mitad de los votos válidos (excluidos blancos y nulos) en la primera vuelta y un balotaje, previsto para el 30 de octubre, si ninguno supera ese límite.
De acuerdo con los especialistas en datos demoscópicos, la victoria de Lula en primera vuelta no está garantizada debido a que ambos sondeos tienen un margen de error de dos puntos porcentuales, por lo que su intención de voto podría variar desde 48 % hasta 53 %.
La posibilidad de que el pleito pueda quedar definido el domingo, según los mismos especialistas, también depende de la tasa de abstención, ya que Lula puede ser perjudicado si un elevado número de electores decide no acudir a las urnas.
De acuerdo con los responsables por ambas encuestas, es imposible definir si habrá o no una segunda vuelta para definir al futuro presidente brasileño.
Consciente de la posibilidad de poder ser elegido en primera vuelta, el exdirigente sindical dedicó los últimos días de su campaña a buscar el llamado «voto útil», es decir el apoyo de electores de terceros candidatos que no quieran desperdiciar su sufragio en un perdedor y prefieran dejarlo todo definido el domingo.
Tomado de EFE