Sarah Salgado es madre soltera de tres pequeños. Salió casi a escondidas de Nicaragua y desde que llegó a Estados Unidos hace tres años envía dinero, ropa, medicinas y alimentos a sus padres y hermanos en su país de origen.
Lo hizo desde que consiguió su primer trabajo de asistente en un restaurante y lo sigue haciendo ahora que, aunque ya tiene su propio emprendimiento, sus ingresos se han visto impactados por la inflación.
“No es fácil mandar, pero cuando es con amor, no es sacrificio”, dijo Salgado, de 35 años, a The Associated Press.
Salgado es un ejemplo de lo que millones de inmigrantes latinoamericanos que viven en Estados Unidos hacen para ayudar a sus familias. Las remesas enviadas desde el exterior son claves para Latinoamérica y representan una fuente extra de ingresos para los hogares de bajos y medianos ingresos ya que contribuyen a satisfacer necesidades básicas, aliviar la pobreza, mejorar la alimentación y el acceso a la salud y la educación.
En Guatemala son el mayor aporte al PBI, casi el 20 %, seguido de las exportaciones y la inversión extranjera, dijo Guillermo Díaz, investigador de la Universidad Rafael Landívar. Allí las familias reciben entre 550 y 600 dólares por mes. Para unos seis millones de familias -de un total de 17 millones que reciben remesas- ese dinero es su principal fuente de ingresos.
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En los primeros nueve meses de 2022 -la última información disponible con respecto al mismo período del año anterior-las remesas a la región crecieron un 9,3 % a cerca de 142.0000 millones de dólares, la mayor alza a nivel mundial en comparación con otras regiones, de acuerdo con el Banco Mundial (BM). El mayor crecimiento, de un 45 %,se dio en Nicaragua, seguido por Guatemala, con un 20 % de aumento en las remesas recibidas; México, con un 15 %, y Colombia, con un 9 %.
En México el 25 % de los hogares obtienen remesas, es decir, uno de cada cuatro. En Nicaragua, la mitad, según el Inter-American Dialogue, un centro de investigaciones de Washington. El dinero que llega desde el exterior equivale al 60 % de los ingresos de los hogares receptores y, en promedio, es el 15 % de la renta de quienes lo envían.
En general los inmigrantes que mandan remesas desde Estados Unidos son personas que ganan unos 30.000 dólares al año y la cantidad de los envíos varía según su costo de vida, explicó Manuel Orozco, director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Inter-American Dialogue.