Calixto Nelson Rojas Bordas de 53 años, murió este domingo en las aguas del Rio Bravo. En Nicaragua por muchos años trabajó como locutor de radio.
Dejó el país por diversas razones. Por varios meses estuvo viviendo en Belice. Desde allí siempre tenía comunicación con su familia y sus colegas de medios radiales en la ciudad de León.
Según Calixto, en Nicaragua tuvo por diferentes situaciones se vio obligado a dejar el país.
En una carta que escribió para Radio Darío narró cada una de las situaciones que vivió en esta travesía que tenía como destino Estados Unidos, pero que se convirtió en una lucha de subsistencia por no morir de hambre, hasta que murió ahogado.
Calixto Rojas Bordas.
Un día me dirigía a mi casa luego de venir de uno de los tranques y me amenazaron de muerte que si seguía así me iban a desaparecer a mí y a mi familia.
Tuve que tomar la dura decisión de dejar a mi familia para resguardar sus vidas, ya que cuando pasaba una marcha sandinista compuesta por trabajadores de la alcaldía, se abalanzaron sobre mi casa tirando piedras hacia el techo, fue en ese momento que en consenso con mi esposa tengo que salir de mi casa y por ende del país.
Comencé la travesía de irme por El Sauce (León) y llegué hasta San Francisco del Norte (Chinandega) donde estuve como tres días. Luego pase a Honduras donde inició un sinnúmero de situaciones difíciles, como dormir en el suelo, pasar hambre, mientras mantenía dinero que traía, que no era mucho.
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Mi sueño era llegar a los Estados Unidos por lo que decidí seguir avanzando por El Salvador, Guatemala y llegando a Belice totalmente desorientado y perdido. Y es aquí donde empezó mi sufrimiento.
Ya sin dinero empiezo a pasar hambre, un tiempo de comida, sin dinero, ni techo donde dormir. Llegué a dormir en donde dejan las carretas de los animales con tal de estar bajo techo, y a veces, quizás solo comía pan y avena, bananos y cosas que eran baratas y me podían mantener sin hambre.
No tenía. Sin trabajo y con hambre le pedía a la gente que me ayudaran dándome trabajo, limpiando cauces, patios, botando basura y durmiendo donde la noche me alcanzara. Seguí caminando, pidiendo raid, hasta que llegué a un pueblo donde empecé a buscar trabajo, pero por mi situación migratoria nadie me quería contratar. Ahí empecé a ir al mercadito del pueblo donde buscaba me dieran la oportunidad de descargar camiones de verduras y limpiar los carros.
Hasta que una vez escuché a un dueño de una radio. Lo escuché hablando de su radio y le dije que yo era locutor de radio que había trabajado en programas musicales, noticieros y más. Me dijo que llegara a su casa al siguiente día y me dio la oportunidad de quedarme en su radio por un salario de 12 dólares al día.
Ya no tenía que andar cargando verduras en el mercado. Luego no ha sido fácil, con poco salario decidí continuar a México trasladándome a Chetumal, Quintana Roo, donde también he pasado por situaciones difíciles, igual que las anteriores.
Que Dios siga iluminando el camino de todos los que luchamos y lo dejamos todo por ver una Nicaragua sin dictadura y emigrar sin rumbo solo por salvar nuestras vidas para un día ver derrotado a los dictadores.
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Con Calixto siempre mantuvimos comunicación. Hasta ayer sábado nos escribió “Hoy salgo para Piedras Negras (México) a la una de la tarde. Mañana a las 8 de la mañana estoy tratando de pasar el rio”. Incluso nos compartió su nuevo número de teléfono. Luego no supimos más que la tragedia que nos llegó hoy.